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LOS HORNOS DEL BIENESTAR O "AHI ESTÁN SUS TRAGEDIAS JA-JA-JA"

  • Por lujardo

Por Ricardo Luján

Si hace cinco años el expresidente Andrés Manuel López Obrador se burló con una risita estúpida cuando el periódico Reforma contabilizaba 45 masacres, ahora con el descubrimiento de los hornos crematorios del Bienestar, leáse crimen organizado, en Guadalajara y Reynosa, el sátrapa seguramente no sólo se reiría sino se carcajearía descaradamente.

A estas alturas y a casi 6 años y medio de narcogobierno a nadie le debe quedar la menor duda: López Obrador es el cacique que ha tolerado y solapado más asesinatos, masacres, secuestros, robos y delincuencia en la malhadada  historia del presidencialismo mexicano.

Antes el gobierno federal pregonaba que “no son tantos” los asesinatos en el país, que eran “exageraciones de los conservadores”, pero ahora debido a las presiones de Donald Trump ya salió el peine luego del surgimiento de los campos de exterminio que brotan como hongos bajo el auspicio y complicidad de la llamada Cuarta Transformación, detectados y denunciados al gobierno mexicano por parte de la CIA, DEA, FBI o el Pentágono que luego de investigaciones en suelo mexicano y que han destapado varias cloacas, tan apestosas como sangrientas.

Y mientras sigan latentes las amenazas arancelarias de Estados Unidos y persistan las indagatorias gringas, la podredumbre seguirá surgiendo aquí, allá y acullá, como en el rancho Izaguirre, en Jalisco, donde hasta ahora llevan contabilizados seis hornos crematorios con restos oseos humanos, mas de dos mil objetos entre zapatos, maletas, prendas de vestir que indican que en lugar fueron masacradas alrededor de 400 personas, entre turistas, viajeros y narcos, incineradas para cambiar su estatus de asesinados a desaparecidos.

Hace dos años, un primer borrón y oficial de homicidios convirtió en “personas ausentes” a más de cien mil, al pasar de 110 mil a sólo 12 mil desaparecidos. Ahora con el hallazgo de los campos narco-hitlerianos” ya sabemos a dónde fueron a parar los muertos convertidos en “no localizados”.

De ese tamaño y perversidad fue la estrategia obradorista para desestimar e ignorar el número de homicidios en su gobierno, que ascendió a casi 200 mil.

Así las cosas, no sería descabellado suponer que el gobierno tenía conocimiento de estos demoniacos lugares y las indescriptibles matanzas que ahí se perpetraron durante años, y que se siguen realizando en otros lugares del país, según la preocupación que han mostrado tanto la Conferencia del Episcopado Mexicano como Amnistía Internacional.

Y ante el cómplice silencio del gobierno, los rumores y especulaciones se desatan vertiginosamente, afirmando que las víctimas -hombres y mujeres-, pudieran haber sido objeto de secuestro y luego asesinados para extirparles los órganos destinados para tráfico ilegal en el país y el extranjero. De ese tamaño son las masacres de las que Claudia duda y a AMLO le causaran risa.

Y para seguir con esta película de terror, en el ejido Reforma de Reynosa, Tamaulipas, fue descubierto el pasado martes otro horno crematorio clandestino luego de dramática búsqueda por parte del colectivo “Lazos Unidos Para Encontrarlos”.

El hallazgo de restos humanos en el lugar ubicado dentro de una construcción en obra negra, así como herramientas propias de un crematorio y con indicios de haber sido usado recientemente, hacen suponer que muchos predios de la región y el país entero han sido utilizados para la desaparición de personas, un método maquiavélico para reducir en ante la opunión pública el número se asesinatos en este sangriento régimen.

Porque no son solamente los campos de exterminio “narcohitlerianos” los que motivan la preocupación de la Iglesia Católica y otros tantos grupos locales o internacionales, a excepción desde luego de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, apéndice del gobierno morenista y vegüenza para los mexicanos bien nacidos, sino que en todo México hay indicios de masacres colectivas y nuestro estado no es la excepción.

En esta pasarela de hechos diabólicos Chihuahua no se queda atrás, con el hallazgo en la zona de Ascensión de decenas de cadáveres enterrados en trece fosas clandestinas. Actualmente la Fuscalía estatal tiene cuantificadas 91 personas ejecutadas, de las que solo doce han sido identificadas. Sabrá Dios cuantos otros cementerios ilegales existan en la inmensa geografía estatal, punto estratégico para las operaciones de los narcos por su cercanía con Estados Unidos, primer consumidor de alucinógenos en el mundo y un mercado abierto para el tráfico de drogas, de personas y de órganos humanos.

Ayer se realizaron en todo el país, incluyendo Chihuahua, manifestsciones en repudio ante el hallazgo de fosas clandestinas y de los "Hornos del Bienestar", como han sido bautizados por el ingenio popular estos campos de exterminio.

Pero lo más seguro es que Claudia seguirá desmintiendo las masacres  para proteger a su jefe AMLO…hasta que Trump y la realidad vuelvan a doblarla.

 

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