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LOS JUECES DEL ACORDEÓN: SEGÚN EL SAPO ES LA PEDRADA

  • Por lujardo

Por Ricardo Luján

Con la conformación del nuevo poder judicial en México se auguran tiempos de corrupción sublimada creando un ambiente jurídico tan descompuesto que le vendrá como anillo al dedo a la prebenda, la chicanada y el torcedero de leyes.

No podía ser de otra manera, a juzgar por la forma en que el poder ejecutivo sometió al poder judicial con la total complicidad del legislativo también prostituido.

Tiempos de bonanza esperan los abogados penales, deshonestos, inescrupulosos y hábiles para corromper a secretarios, actuarios, proyectistas, personal administrativo, archivistas…

Clientes sobrarán al gremio que elija el camino de la transa y el cohecho para cumplir con su trabajo.

El ambiente que en un futuro cercano se palpará en los juzgados del país con la irrupción de los nuevos jueces, será muy parecido al que prevalecía en el México luego de la época revolucionaria.

Una de las figuras más representativas y sombrías de esta época, inevitable botón de muestra y ejemplo de abogado corrupto es Bernabé Jurado, nacido en 1909 en la Hacienda de Canutillo, Durango, a 75 kilómetros de Parral.

Durante al menos cuatro décadas Jurado ejerció con éxito la abogacía, apoyado siempre en argucias ilegales.

Experto en falsificar firmas para ganar pleitos, al joven Bernabé -avecindado en la ciudad de México al cuidado de sus tías -, le nació la vocación por las leyes cuando el abogado que contrataron para pelear la herencia de su padre le aconsejó acudir a la plaza de Santo Domingo en la ciudad de México, donde consiguió las actas de matrimonio y nacimiento que necesitaba para probar el parentesco y quedarse con la herencia.

Por sus métodos tramposos y gangsteriles Jurado rápidamente se encumbró con éxito cobrando celebridad por sonados casos como el divorcio de Pedro Infante, quien enamorado de la actriz Irma Dorantes pretendía casarse a toda costa pero estaba casado. Para Bernabé Jurado eso no fue problema, pues falsificó la firma de la esposa legal de Pedro, María Luisa León,  para conseguir el divorcio y darle al ídolo la ansiada luz verde para realizar su amor.

Al llamado abogado del diablo se le atribuye la autoría  intelectual del escape  de Joel David Kaplan, joven empresario norteamericano que llevaba nueve años preso en el penal  de Santa Martha Acatitla por el asesinato de su socio comercial Luis Vidal Junior.

En un par de ocasiones intentó darse a la fuga sin éxito… hasta que contrató a Bernabé Jurado quien a base de sobornos organizó la fuga en helicóptero en solo 10 segundos, ante la mirada de los guardias del penal que creyeron que se trataba de una aeronave oficial que transportaba a algún político. Kaplan y su compañero de celda, el venezolano Carlos Contreras, subieron a la nave sin resistencia alguna y escaparon por aire del penal.

La prensa de aquellos tiempos -desde mediados de los treinta a la década  de los sesenta-, lo  bautizó como el abogado del diablo.

 Logró sacar de la cárcel a personas acusadas de fraude, robo, homicidio. Se hizo amigo de celebridades de la política, empresarios magnates, periodistas -especialmente de nota policiaca- y lideres sindicales.

Sus métodos de litigio eran tan peculiares como abominables y efectivos. Por ejemplo acudir a los archivos de los juzgados y literalmente comerse  las pruebas documentales que le eran adversas.

Para cumplir con exito sus diligencias y tener aceitada la maquinaria de la justicia, el licenciado Jurado era sumamente generoso con boleros, archivistas, secretarios; amigo de jueces, magistrados, ministerios públicos y policías de todas las corporaciones y niveles, como secretarios de estado, consejeros y del propio presidente de la república.

La fama del también conocido como “Abogángster” o “el Satanás”, fue ganada a pulso. Sus modos de ejercer la profesión dejaron escuela en varias generaciones de abogados y tinterillos cuyo sello distintivo fue la mordida, el coyotaje, la falsificación de firmas y documentos, compra de jueces, ministerios públicos y autoridades policiacas.

Virtuoso de la transa y el cinismo, Jurado contaba con un catálogo de argucias legaloides para sacar de la cárcel a gente famosa y adinerada con graves cargos por homicidio, fraude o robo.

La vida nocturna era lo suyo. Bebía, bailaba fumaba y consumía drogas.

Seductor y mujeriego tuvo amoríos tanto con prostitutas de la merced, hasta actrices de cine provenientes de  Hollywood.

Uno de sus casos más sonados fue el del escritor William S. Burroughs, a quien logró sacar de la cárcel de Lecumberri en trece días, luego de que lo declararan culpable de asesinar a su esposa, mediante el cambio de testimonios, los peritajes y el arma homicida, logrando que los peritos dictaminaran que se había tratado de un homicidio imprudencial logrando el “autoviudo”  salir bajo fianza.

Estuvo ligado a líderes sindicales, encumbrados políticos, artistas y otros personajes de época, entre quienes se cuentan Vicente Lombardo Toledano, Cantinflas, Maximino Ávila Camacho y Luis N. Morones. 

Enderezó un juicio millonario contra el pugilista Rubén “el Púas” Olivares por violación tumultuaria, y le ganó “por nocaut”. Incluso se contaba que se tenía  acceso directo con el presidente Lázaro Cárdenas. 

Fue amigo de Lola “la Chata”, en un tiempo principal distribuidora de marihuana en la ciudad de Mexico, protegida de jefes policiacos, y quien ayudó a Jurado a salir de las Islas Marías donde estuvo encerrado por haberle disputado una mujer a Maximino Ávila Camacho, hermano incómodo del presidente de la república.   

Muchos Bernabés Jurado habrán de surgir con la llegada de los nuevos jueces de la 4T, utilizando las mañas que les dejó su escuela en un país como el nuestro, donde la práctica judicial implica vivir el “coyotaje”, la “mordida” y el “agandalle”, por encima de cualquier conocimiento.

A los 71 años Bernabé Jurado decidió quitarse la vida dándose un tiro en la cabeza, luego de asesinar a tiros a una antigua amante, azaroso final del tristemente célebre “Abogado del diablo”, quien exhibió el corrupto manejo de la justicia en un país donde siempre ha mandado la impunidad, y nos mostró que la cárcel no se hizo para los ricos porque ayer, hoy y siempre “con dinero baila el perro”. 






 

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