Estas acciones ponen en riesgo de abuso sexual a miles de niños y niñas
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- La psicóloga infantil Fernanda Cobos explica que el problema de usar analogías con los niños, es que éstas también son utilizadas por los abusadores para acercarse y engañar a las y los pequeños.
Aunque resulte desafiante e impactante, hablar de sexualidad con las niñas y los niños desde casa es crucial para protegerlos de la violencia sexual.
Sin embargo, esta protección no sólo está en las palabras, también en las acciones, pues una conducta inconsciente de mamá y papá pueden volverlos más vulnerables a un abusador.
Así, por muy pequeño o inocente que parezca, comprar un dulce en secreto o “un beso obligado” para saludar a la tía puede invalidar esa advertencia, enseñanza e incluso confianza que se intenta reforzar en casa.
“Nosotros debemos ser ese lugar seguro al que ellos busquen recurrir cuando se sienten en problemas”, remarcó la psicóloga, Fernanda Cobos.
Disfrazar los términos
En la educación sexual, la claridad siempre será la mejor aliada de papás y mamás; no así aquel “cuento” de la cigüeña que trae al bebé, la “semillita” que entra en la panza de la mamá o los términos “pajarito”, “florecita” o “pilín” con los cuales se refieren a los genitales.
Usualmente estas expresiones se emplean en un intento por “adecuar” este tipo de temas a las infancias. El problema con dichas analogías, destaca Cobos, es que también son utilizadas por los abusadores para acercarse y engañar a las y los pequeños.
“Normalmente los abusadores usan un lenguaje amigable y puede resultar confuso. Si los papás no le hablan (al niño o niña) de forma adecuada, correcta o con los nombres indicados, le resulta confuso. Y cuando un posible abusador se acerque con él o ella, y también le hable de esa forma, será más fácil dejarse llevar”.
Por ello, la especialista insiste en “hablar de las partes del cuerpo con su nombre real”— vagina, pene, testículos, glúteos, senos, etcétera— y de la forma más natural posible. ¿Pero a qué nos referimos cuando recomendamos “hablar naturalmente” de un tema que resulta tan controversial?
“No significa que la desnudez sea algo natural, porque a veces pasa que los papás dicen: ‘Entonces ando encuerado por mi casa’ y los niños están ahí”, señaló. “Sino que la desnudez es algo íntimo que tiene un espacio y que ese espacio puede ser el baño o mi cuarto como adulto, y su cuarto como niño (...) Delimitar espacios en los que se vale nuestra desnudez o es donde nos podemos cambiar”.
Minimizar cuando dice “no”
Para enseñar a poner límites, decir “no” o enfatizar las situaciones privadas donde sólo mamá y/o papá pueden acompañarlo (como ir al baño o tomar la ducha), las y los niños deben identificar las partes de su cuerpo que no les gusta que les toquen (no necesariamente genitales), así como aquellas que, de forma común, no deben ser tocadas.
De ese modo, “se sentirán con toda la libertad de decir: ‘No me gusta que me toquen el cachete porque no me hace sentir cómodo’”.
Por supuesto, el respeto a su espacio personal también debe venir por parte de mamá y papá. Incluso si de su propia voz la niña o el niño comience a hacer válida su autonomía— lo cual sucede alrededor de los cinco años, por ejemplo, cuando ya quieren entrar al baño solos o empezar bañarse sin mamá o papá—.
Ahí es crucial aceptar su decisión pues, además de reforzar la enseñanza de los límites, se les permite experimentar ese nuevo aprendizaje de limpiarse o tomar la ducha por ellos mismos.
“A veces como papás decimos: ‘No. Te baño yo porque ni te enjuagas bien la cabeza’. Y no. Es respetarlo porque también está en un proceso de aprendizaje. Mejor es decirle: ‘Está bien. Sólo recuerda que tienes que enjuagarte bien la cabeza. Si te veo jabón, te voy a regresar a la regadera’”.
¿Y los saludos de beso?
La prevención y los límites no están peleados con la educación o las reglas sociales de respeto y comportamiento. En este caso, saludar al llegar a un lugar o encontrarse con otra persona.
Así, aunque resulte polémico, si la niña o el niño no quieren saludar de beso y abrazo a alguien de su familia o un desconocido, esa decisión debe respetarse.
En lugar de ello— y a fin de mantener la congruencia entre lo enseñado y lo practicado— papá y mamá pueden inculcar otras maneras de saludar mucho más cómodas y en las cuales “no necesariamente tiene que haber contacto físico”: saludar con la mano, llegar y sólo decir “Buenos días” u “hola”, etcétera.
De ese modo, también se refuerza su autonomía al brindarles el poder de decidir a quién sí y a quién no “darle besito”.
Guardar secretos
En una entrevista anterior c(sobre las y los hijos en el divorcio), la psicóloga infantil explicó que guardar secretos despierta culpa, además de promover que, de repente, intenten “salirse con la suya”.
Pero en la sexualidad, las consecuencias de inculcar estos secretismos— aparentemente inocentes y con hasta una recompensa de por medio— pueden “facilitar” el actuar de posibles abusadores sexuales, pues, además de disfrazar sus actos como “amigables”, también suelen recompensar el silencio.
De hecho, no necesariamente debe tratarse de un gran secreto, como una infidelidad o un solapar una falta de conducta escolar. Sino que puede devenir de acciones tan simples como, por ejemplo, ese dulce que papá compró a su pequeño a escondidas de mamá.
“Le estoy enseñando que si yo no guardo el secreto, el otro se va a enojar o va a resultar lastimado. Entonces, en un caso de abuso (el niño piensa): ‘Si algo me incomoda, pues mejor no le digo a mamá o papá porque se pueden enojar’ (...) Ellos se llegan a sentir culpables y prefieren guardar el secreto”.
Ver películas con contenido sexual
Un chiste común de redes sociales, especialmente en TikTok, refiere a esas veces en las que una escena sexual salió en la película que veían con mamá y papá en una noche de películas de su infancia.
Y aunque los videos buscan hacer reír, esa situación puede ser perjudicial para las niñas y niños. De hecho, subraya la psicóloga, ni siquiera es necesario que su atención esté 100% al pendiente de esa película, serie o contenido para que les afecte.
“Los adultos piensan que (los niños) no se dan cuenta o que no ven, pero hay sonidos e imágenes que les empiezan a llamar la atención o les despiertan curiosidad”.
Exponerlos a este tipo de contenidos puede despertar conductas sexualizadas con sus compañeros o ponerlo en situaciones de abuso sexual.
(Información de Milenio)
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