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Indigna a Aldama ejecución de policía mientras alcaldesa andaba enfiestada

  • Por JR

Chihuahua.- Habitantes y policías municipales de la ciudad de Aldama Chihuahua, mostraron su indignación ante la actitud de la alcaldesa Sandra Galindo, quien se encontraba en las ferias, al momento de la ejecución de uno de sus agentes. 

Según la denuncia, la alcaldesa de Aldama festejaba en las Ferias mientras un policía era asesinado a tan solo unos metros de la plaza principal.

“La noche de este viernes quedó marcada por la tragedia en Aldama, Chihuahua, mientras la presidenta municipal, Sandra Galindo, disfrutaba bailando música ska en las Ferias, a escasos metros de la plaza principal un elemento de la Policía Municipal fue emboscado y asesinado a tiros.

El ataque armado ocurrió en pleno centro de la ciudad, generando pánico entre los asistentes a los festejos. De acuerdo con testimonios de habitantes, la alcaldesa continuó con su presencia en el evento, lo que ha provocado indignación entre la ciudadanía que exige mayor sensibilidad y compromiso frente a la crisis de inseguridad que atraviesa el municipio.

Familiares y compañeros del agente caído demandan justicia y señalan la falta de estrategias reales de seguridad, criticando que mientras la violencia golpea a Aldama, las autoridades municipales parecen priorizar la fiesta sobre la protección de los ciudadanos y de su propia corporación policial”.

Acudió alcaldesa a la escena del crimen del policía 

Ante los reclamos de habitantes y de elementos de la propia policía municipal de ciudad Aldama, por la muerte de un elemento municipal, la alcaldesa Sandra Galindo, dio a conocer que cuando le informaron del lamentable hecho acudió a la escena del crimen.

En su mensaje, destacó que efectivamente se encontraba en una fiesta pero que en cierto momento se retiró a su domicilio y que justo se enteró del homicidio a través de un medio digital que estaba transmitiendo la ejecución.

“Anoche estuve en la feria con mis compañeros de trabajo, me gusta el ska e intentamos bailar, pero la verdad ya duelen las rodillas y estaba muy cansada del trabajo del día,... Me fui a casa y empecé a ver una transmisión en vivo, un agente de la Policía Municipal baleado, luego una llamada donde me avisan del suceso.... Mi esposo y yo nos fuimos a la escena del crimen, me presenté ante las autoridades estatales y federales para que me permitieran estar ahí, me senté en la banqueta intentando dar acompañamiento y consuelo a los compañeros policías, decirles que no están solos, que estaría ahí hasta que ellos, dentro de su dolor, cumplían con sus funciones ¿Cómo los protejo? Pregunté desesperada a Anaya, luego a Rosales... No hubo respuestas, solo dolor.

Las horas pasaban, el pueblo quieto, silencio, las corporaciones haciendo su trabajo pericial y yo ahí, como una presidenta que buscaba ser apoyo, queriendo proteger, apapachar, consolar.

Rápido, a alistarnos, lavarnos la cara porque empezaba el torneo Nacional de béisbol, ese sueño cumplido para los pequeños beisbolistas de Aldama.... Su primer juego contra Tijuana, el estadio Iker lleno de madres, padres, entrenadores y niños felices, sin imaginar que el corazón de Aldama estaba lastimado.

Luego la formalidad y el dolor para hablar con la familia del oficial Lucero, hablar de acompañamiento, apoyo, seguros, funerales, honores y homenajes, combinar eso de ser psicóloga, ser presidenta, ser esposa y mamá de jóvenes como ellos, dónde es inevitable llenar los ojos de lágrimas pero el deber de contenerlas para poder consolar.

Ya viene la cabalgata, un evento esperado por los Aldamenses,  sería una fiesta del pueblo.... La cancelamos? No! Dijo la familia de Lucero que se debe hacer y ahí vamos, cancelamos la banda, nos duele cabalgar, nos duele la fiesta pero respetuosamente cumpliremos con ese compromiso....  Paliacates negros en señal de luto, ese luto que se guarda por un hombre respetuoso, atento, servicial, por un amigo de sonrisa franca, por un compañero de trabajo, por un agente de Seguridad Pública que siempre mostró amor a su trabajo.....  Por ese hombre que unas horas antes me había mostrado con orgullo a sus hijos, a su hija que se graduaba en ese momento, en ese evento en el que tuve la fortuna de saludarlo por última vez y recibir con afecto esa forma de "cuadrarse" ante la autoridad.
Descanse en Paz mi estimado Lucero. El deber nos llama y vamos a cumplirlo como usted lo hubiera hecho”.