Buen Domingo

ENTRE CURAS ANDA EL FAKE

  • Por lujardo
ENTRE CURAS ANDA EL FAKE

Por Ricardo Luján. 

A tal grado de propagación han llegado las  mentiras en las redes sociales que el Papa Francisco ha tomado en serio la amenaza y advierte a futuros sacerdotes, laicos y católicos en general del riesgo de las falsas noticias o fake news, a las que califica de  venenosas, superficiales y violentas, y señala a la literatura como su antídoto, pues la lectura de un buen libro puede traer la quietud a nuestra alma “que a veces ni con la oración podemos lograr”.

En su “Carta sobre el papel de la literatura en la educación” el Papa Francisco advierte sobre ,”la obsesión en los Seminarios por las pantallas y por los fake news y pide que en la formación de sacerdotes “se dedique tiempo a la literatura, a la lectura, a hablar de libros nuevos o viejos, que continúan en espera de decirnos muchas cosas".

El Papa reconoce en las obras literarias “un campo de adiestramiento para el discernimiento” y destaca “la importancia de la lectura de novelas y poemas en el camino de maduración personal porque los libros abren nuevos espacios interiores, enriquecen, ayudan a entender la vida y a comprender a los demás”.

Al destacar la importancia de la buena literatura en la formación espiritual, el Santo Padre afirma categórico: “En momentos de cansancio, de ira, de desilusión, de fracaso, y cuando ni siquiera en la oración somos capaces de encontrar la quietud del alma, la lectura de un buen libro puede ayudar a atravesar momentos difíciles y a tener un poco más de serenidad". Porque quizás "esa lectura nos abre nuevos espacios interiores que nos ayudan a no cerrarnos en esas pocas ideas obsesivas, que luego nos atrapan de manera inexorable".

Lamenta que tanto en la educación como en la formación sacerdotal no haya espacio adecuado para la literatura, pues es considerada "una expresión menor de la cultura que no pertenecería al camino de preparación y por tanto a la experiencia pastoral concreta de los futuros sacerdotes".

“Un buen libro abre la mente, estimula el corazón, entrena para la vida” afirma su Santidad al recordar que hasta antes de la irrupción masiva de los medios de comunicación, redes sociales, teléfonos celulares y otros dispositivos, la lectura era una experiencia frecuente.

Es una realidad que en términos generales  nuestros padres leyeron muchos más libros que nosotros y nuestros hijos menos.

El vicario de Cristo  piensa que “en la actualidad la literatura se considera a menudo como una forma de entretenimiento, una expresión poco relevante de la cultura y como algo no esencial en la formación integral de la persona, lo que conduce al empobrecimiento intelectual y espiritual”.

“La literatura, poesía y novela, puede ampliar la sensibilidad humana y llevar a una gran apertura espiritual. Es  capaz de conmover el corazón del hombre contemporáneo para que se abra ante el anuncio de Jesús”.

Un producto audiovisual puede ser más completo pero reduce el margen de tiempo para interpretarse, mientras que al leer un libro el lector es más activo y se enriquece con lo que recibe del autor y esto le permite florecer la riqueza de su propia persona, agrega Francisco.

A los seminaristas y a la juventud el Sumo Pontífice les dice que “El corazón sigue buscando y cada uno encuentra su propio camino en la literatura”. 

Aunque advierte que no hay nada más contraproducente que leer por obligación y aconseja “seleccionar nuestras lecturas con disponibilidad, sorpresa y flexibilidad, dejándonos aconsejar, pero también con sinceridad, tratando de encontrar lo que necesitamos en cada momento de nuestra vida”.

Asimismo señala que la literatura no es relativista, porque no nos despoja de criterios de valor. La representación simbólica del bien y del mal, de lo verdadero y lo falso, como dimensiones que en la literatura toman forma de existencias individuales y de acontecimientos históricos colectivos, no neutraliza el juicio moral, sino que le impide que se vuelva ciego o superficialmente condenatorio. Jesús nos interpela: «¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?»(Mt 7,3). Y al contemplar la violencia, limitación o fragilidad de los demás tenemos la posibilidad de reflexionar mejor sobre la nuestra.

El Papa no duda en subrayar “la afinidad entre el sacerdote y el poeta  se manifiesta en esta misteriosa e indisoluble unión sacramental entre la Palabra divina y la palabra humana”.

En el mismo sentido, en entrevista con la periodista argentina Fernanda Llorente el obispo de San Pedro fue más directo al señalar la importancia de la literatura en los Seminarios. “No podemos formar sacerdotes burros, que nunca hayan leído a Dostoievski, por ejemplo, pues aunque hayan estudiado filosofía y teología, éstas son como fruta seca si se carece de humanismo en la formación sacerdotal. Porque el cientificismo por sí solo no sirve, te hace buen instrumento pero sin corazón’.

En su extensa carta el Papa Francisco no se cansa de insistir en que “debemos encontrarle el gusto a la literatura en la formación humana y en la formación sacerdotal, porque es parte del humanismo de la persona”.

Así las cosas, parafraseando a San Agustín podríamos decir: “Ama, lee y haz lo que quieras”.