Opinión

Reforma Judicial: Una mala broma

  • Por Luis Villegas Montes
Reforma Judicial: Una mala broma

Por: Luis Villegas Montes. 

 

El autor material de la reforma a los poderes judiciales, —no el autor intelectual, claro, ése nomás está loco— es un perfecto imbécil.

Primero, para controlar la justicia en México no se necesita tanto despapaye; con descabezar a la Corte basta. Último bastión de defensa, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es la instancia final en donde, eventualmente, puede terminar cualquier tipo de controversia (penal, civil, mercantil, etc.); no necesita MORENA desmadrar todo el aparato de justicia para hacerse con todo el poder e interpretar a su modo cualquier norma de cualquier tipo; para eso, basta la SCJN.

Sin embargo, el evidente propósito de la Iniciativa es causar daño; de otro modo no se explica el contenido absurdo, e idiota, de sus disposiciones. Examinemos sólo dos elementos.

Dice el proyectado artículo 96, primer párrafo: “Las y los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las Magistradas y los Magistrados de Circuito, las Juezas y los Jueces de Distrito y las Magistradas y Magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial serán elegidos de manera directa y secreta por la ciudadanía el primer domingo de junio en las elecciones ordinarias del año que corresponda, conforme a las bases siguientes: […]”. Es decir, la elección se realizará el primer domingo de junio en las elecciones ordinarias. ¿Sabe usted, querida lectora, gentil lector, lo que eso significa?

Durante el pasado proceso electoral, su organización fue un auténtico caos —de ahí los fallos y deficiencias del proceso—, pues se debió elegir, en una circunscripción nacional, al presidente de la República; en una estatal, a los dos senadores y al gobernador; en una distrital, a los diputados federales y en otra distinta a los diputados locales; y en una municipal, a los alcaldes y síndicos; es decir, cinco elecciones (donde no se eligió gobernador) y hasta seis donde sí.

Pues elegir juzgadores el mismo día de las elecciones ordinarias, implicaría, en los hechos, ¡hasta once procesos! Pongamos el ejemplo de Chihuahua el próximo 2027: elecciones locales habrá cuatro: para elegir gobernador, diputados locales, alcaldes y síndicos; y una federal, para elegir diputados federales; pero además, se tendría que elegir, en una circunscripción nacional, a los nueve ministros de la SCJN; en una estatal, a los magistrados locales; en una circunscripción especial, a los magistrados de Circuito; en una distrital, a los jueces federales y en otra distinta a los jueces locales de primera instancia; es decir, cinco elecciones; lo que sumarían ¡diez procesos en total! Imagínese a los integrantes de las mesas de casilla. Una locura.

Otro ejemplo. Reza la fracción II del mismo artículo 96:  “Para el caso de Magistradas y Magistrados de Circuito, así como Juezas y Jueces de Distrito, la elección se realizará por circuito judicial bajo las modalidades que señale la legislación electoral y conforme al procedimiento establecido en la fracción anterior. Cada uno de los Poderes de la Unión postulará hasta dos personas de manera paritaria para cada cargo: el Poder Ejecutivo lo hará por conducto de su titular; el Poder Legislativo postulará una persona por cada Cámara mediante votación de dos terceras partes de sus integrantes presentes, y el Poder Judicial de la Federación, por conducto del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con mayoría de seis votos”. ¡Hasta dos personas de manera paritaria para cada cargo!

A la complicación de organizar el proceso y contar los votos, vendrá a sumarse ahora que, en vez de boleta electoral, le tendrán que dar al elector el equivalente a un directorio telefónico. Mire usted, en 2022 había 627 magistrados locales y 4 mil 398 jueces locales;

Aquí en Chihuahua habemos 31 magistrados y más, menos, 241 jueces; es decir, un total de 272 juzgadores; si esa cifra la multiplicamos por 6 (porque los tres poderes van a postular dos candidatos para cada cargo), las elecciones del 2027 van a estar moviditas, pues la ciudadanía tendrá que elegir de entre mil 632 candidatos. La mayor parte de los electores no tiene ni idea de qué es ni cómo funciona el aparato de justicia, imagínelos eligiendo a ese titipuchal de jueces.

Lo cierto es que, aun y cuando teóricamente se escuchara bien que los jueces seamos elector por voluntad popular, la propuesta resulta una soberana estupidez. Como todo lo que MORENA toca, opera, manipula o trata, que contrario al rey Midas, en vez de convertirlo en oro, lo convierte en caca.

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